Cerca de la Plaza del Boquerón estaba abandonada esta mecedora, en el estado que se ve...un perro con gusto había mordisqueado hasta terminar de romper el skay (por qué alguien inventó un día el skay?!) y la parte trasera de los balancines.
Para empezar, quité la tapicería vieja, las cinchas de cámara neumática (muy buenas, pero algunas rotas y pasadas) y traté la madera, lo que incluyó hacer desaparecer los mordiscos del perro esteta de los balancines (trabajo que me hizo un compañero lutier del Banco del Tiempo, si llego a intentarlo yo me quedo sin balancin...)
Lo más divertido del trabajo de la mecedora fue la confección de la tapicería, hecha con tela procedentes de muestrarios descatalogados...el colmo del ahorro, oiga!. Nueva espuma y nuevas cinchas...y una mecedora que puede seguir en uso durante años.
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